UNA CASA SIN PAREDES
EL LUGAR DE ENCUENTRO Y COMUNIDAD DE SOLEDAD BARRUTI.

Este es un espacio para activar fuerte. Tenemos que lograr el cambio y el momento para decir, plantear y gritar fuerte armar equipos y estar atentos.

TEMAS

En casa hay una huerta distribuida en cuatro cajones y un compost que es un cajón repartido en dos. Eso quiere decir que hay un montón de reinos visibles e invisibles en colaboración que son plantas y frutas y pájaros, lagartijas, caracoles, arañas, mariposas, hormigas, escarabajos, bacterias, hongos… Cada cajón sembrado es un lugar luminoso de abundancia nutrido por el compost, que a su vez es un lugar oscuro lleno de nacimientos y muertes. Los dos lugares son más de convivencia y ayuda mutua que de competencia. En los dos lugares nunca nada se queda quieto. Hay potencia, hay belleza, hay tanta creatividad e inteligencia abriéndose paso en medio de una terraza en medio de una ciudad en medio de la tierra tapizada de cemento y asfalto en medio de tanta chatura y petróleo. Es la vida mostrando que está más allá de todo eso que le (nos) hacemos.
Fue lo primero que vi cuando visitamos la casa antes de saber que la compraríamos: el paraíso. Un árbol gigante y a la vez tan delicado. Estaba ahí en su cuadrado de tierra tallado en la vereda con sus más de cien años repleto de minúsculas flores violetas y blancas, de pájaros, de insectos. Estaba ahí pero no era de ahí. Esto lo supe después: sus ancestros y los de todos los paraísos viven a los pies de los Himalayas. De sus frutos los monjes hacen las cuentas de los collares con los que rezan sus mantras. Árbol sagrado en migración pagana el resto del mundo le retiró los atributos para llamarlo hoy como a todo migrante: invasor.

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