UNA CASA SIN PAREDES
EL LUGAR DE ENCUENTRO Y COMUNIDAD DE SOLEDAD BARRUTI.

Trabajos

/

Artículos

¿salvamos al mundo?

—No te preocupes por mi comida, mamá, ya pedí Rappi. 

El asunto empezó a los pocos días de declararse el confinamiento preventivo y obligatorio por Covid 19 mientras mi hijo empezaba a transitar su último año de escuela secundaria. Primero fue una propuesta tímida y espaciada. No sabría decir cuándo se instaló como norma, pero en algún momento de la cuarentena cada dos o tres días tocaba el timbre de casa algún chico en bicicleta cargando el mochilón térmico de donde salía una bolsita de papel madera manchada de aceite.  

En estos meses eternos de insomnio y clases por zoom, la comida de llegada rápida fue para Benjamín lo que para muchos: respiro, espacio de fuga, estímulo de dopamina para elevar los centros neurálgicos del placer que la pandemia aplastó. Mi hijo pidió en un año más de cien hamburguesas, y llegó así al promedio colectivo nacional (que aún sigue en franco crecimiento). 

Dos medallones de carne de 150 gramos cheddar liquid, cuatro fetas de panceta, cebolla crispy, papas fritas, bol de barbacoa. 

Dos medallones de carne de 250 gramos, dos fetas de panceta, dos fetas de cheddar, cebolla morada, pepinos agridulces, ketchup y mostaza, papas fritas.

Medallón 350 gramos, queso cheddar, fideos moñito, panceta crispy y papas. 

Cuatro medallones, queso cheddar, pepinos, lechuga morada, pan brioche untado en manteca. 

Este artículo fue publicado en Anfibia (Argentina), Ctxt (España), Cerosetenta (Colombia), Pie de Página (México), ElDiarioAr (Argentina), Enquet’Action (Haití) y  (Brasil)

Llena los datos y contáctanos pronto nos comunicaremos contigo!