El negocio de vendernos cualquier cosa para comer se basa en nuestro desconocimiento. Nadie comería lo que come, y menos se lo daría a sus hijos, si supiera de qué está hecho. Toneladas de azúcar, aditivos que solo sirven para manipularnos y confundirnos, grasas de la peor calidad, amasado con el mejor márketing que existe han hecho del acto de comer este problema: la industria alimentaria es la primera causa de enfermedades evitables y muertes tempranas.
Luego de investigar durante muchísimos años esa matriz estoy segura de que la ley de alimentación saludable es una herramienta crucial para salir de la trampa. Octógonos negros que indican cantidades excesivas de azúcar, grasa y sal. Alertas para alejar a las criaturas de los edulcorantes y la cafeína. La prohibición de poner personajes y promociones que atraigan a la infancia.